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viernes, 24 de agosto de 2012

Viajar es aprender.


Durante los viajes los niños aprenden cosas que les servirán y acompañarán el resto de sus vidas.



 Entre muchas otras ...

 A ser tolerantes y a saber esperar:
Todos hemos oído el repetitivo ( y a veces pesado) ¿Falta mucho?
Es una frase clásica que nosotros mismos hemos repetido hasta aburrir a nuestros padres y que más tarde hemos oído a nuestros hermanos pequeños.
Es el momento perfecto para enseñarles a esperar. Tras esa espera llegará la recompensa: llegar a un sitio estupendo en el que se lo van a pasar en grande.
También es una oportunidad de aprender a ser tolerantes ya que en muchas ocasiones al llegar al destino deberán adaptarse a otras costumbres, otro idioma, otras comidas, etc.
 
A ser curiosos y a aprender con todos nuestros sentidos.
Tenemos que aprovechar para animarles a ser curiosos y a recuperar por nuestra parte esa curiosidad de la infancia para disfrutar, junto a ellos, aprendiendo a cada paso. Podremos aprender de cada paisaje, cada olor, cada edificio y cada situación que se nos presente y así dejar mil experiencias grabadas en nuestra mente y en nuestro corazón.

 
Que la vida no es siempre perfecta.
No todo sale como habíamos planeado. Puede que amanezca lloviendo el día que habíamos reservado para un plan estupendo, que el avión se retrase obligándonos a esperar durante horas o que ese museo que tanto nos apetecía visitar esté cerrado justo el día que pasábamos por allí. Tienen que aprender que a veces hay que improvisar un "plan B" sin sentirnos por ello decepcionados. En la vida muchas veces hay que ser flexibles y cambiar de rumbo. 
  
A vivir con mucho menos.
Cuando viajamos no podemos llevarnos todo. Debemos dejar en casa muchas de las cosas que ellos creen indispensables. Aprenderán que con muchos menos juguetes y mucha menos ropa se puede vivir igual de bien. 

Que cada lugar tiene una historia.
Es muy interesante explicarles un poquito de historia de los lugares que se visitan además de que disfrutarán mucho más de cada visita porque seguro que les gustará sentirse gladiadores por un día si están visitando un circo romano o caballeros y princesas si están en un castillo. 

A comunicarse.
Cuando estamos de viaje debemos darles un empujoncito para que aprendan a comunicarse por sus propios medios. Será una ocasión perfecta para vencer la timidez pidiendo las llaves de la habitación en recepción. También puede ser el momento perfecto para perfeccionar sus modales llamando al camarero en el restaurante. Si además tienen que hablar otros idiomas aprenderán lo útiles que son todas esas clases que tan aburridas les pueden parecer alguna vez.

A administrar el presupuesto.
Cuando vamos de viaje se nos presentan infinidad de opciones de ocio: parques naturales, museos, excursiones, espectáculos, acuarios, por no hablar de los millones de cosas chulas que irán encontrando en las tiendas y que, por supuesto, querrán comprar. Momento en el que explicarles que tenemos un presupuesto limitado y que deberemos decidir qué elegir y qué dejar pasar. Para los que tengáis un prespupuesto sin fin también es buen momento de enseñar a los niños que no se puede tener todo y que de esa manera no encontrarán la felicidad. Pero eso ya es una opción personal en la que no nos vamos a meter, je,je,je. Ya sabemos que cada padre decide cómo educar a sus hijos.


Que cada lugar es diferente y hermoso.
Otras ciudades, otros sonidos, otros olores, otras costumbres ... El mundo no se reduce a su casa, su cole, su familia y sus amigos. Hay un mundo infinito lleno de gente y lugares maravillosos.

Que no todos tienen la misma suerte que ellos.
Puede que en sus viajes se encuentren con niños que no tienen las mismas oportunidades que ellos ni poseen tantas cosas bonitas como ellos. Es bueno abrirles los ojos a la realidad para que valoren lo que tienen y enseñarles a ser solidarios con los que no tienen la misma suerte. 

Que no somos tan diferentes.
Si les dejas jugar un rato con los niños del lugar verás que para los niños no hay  idioma ni frontera cultural. En el momento en que haya un cubo para jugar con la arena o una pelota para compartir se entenderán perfectamente.

Una de las cosas más importantes que les deberíamos enseñar es a disfrutar del momento y a sacar provecho de su paso por cualquier lugar para aprender de él, para dejar que su historia, su paisaje y su gente dejen huella en ellos para que ese lugar les acompañe toda su vida.

En definitiva debermos ayudarles a ser un buen viajero.